Entrada destacada

Mi Sangre BDSM, ¿Por qué?

noviembre 13, 2022

Una sumisa ordeñada- Experiencia


Imagen tomada de la red
https://bit.ly/3GelN2L


Una sumisa ordeñada 


La última sesión que tuve con mi Sr. V fue mágica, como todas, pero está venía cargada de buenas noticias, era una pequeña celebración.

—Desnudese mi niña—, me dijo, no pude evitar sonrojarme, ¿Cuántas veces he hecho esto?, sinceramente he perdido la cuenta, aún así, no pude evitar poner el rostro apenado, las mejillas rojas, unos labios palpitantes, una ropa callendo lentamente al suelo como queriendo quedarse en su lugar.

Cuando mi cuerpo está desnudo, lo revisa, lo inspecciona, lo observa, casi podría decir que lo contempla. Su mirada es profunda, enamorada, deseosa de hacer arte con mi piel, su piel.

Naturalmente, me encontraba de rodillas, me colocó un antifaz, respiro en mí, pellizco mis pezones lento, suave, placentero...y de pronto, un gemido con sonido a grito quería salir de mi boca...sus manos tiraron, apretaron, mordieron mis ya sensibles pezones.

Sin dejar pasar minutos, colocó las pinzas que me compró, ¡Dios mío, dolían tanto!, Volví a gemir, naturalmente perdí la posición y sin dudar tiro de mi coleta de cabello.

El calor me consumía por fuera y por dentro, una vela comenzó a recorrer mi cuerpo, no había cera en mi, la llama no me quemaba, me daba vida.

En dos segundos, mi Señor tiro de mi cabello hacía atrás, fue dejando caer sobre mis tetas, sobre mi vientre, sobre mi monte de Venus gotas de cera que me enloquecían, me quemaban y me estaban cocinando un delicioso orgasmo.

—Mi Señor...¿puedo tener un orgasmo?—, le dije aguantando desde lo más profundo de mis entrañas.

—No, eso no suena suplicante. Convénceme mi niña.— Me respondió. No ví su mirada, pero sabía que estaba sonriendo, no bromeaba, sabía que me estaba consumiendo, sabía que no podría pensar, sabía que solo podía hacer lo que más me saliera del alma.

Pedí permiso para cambiar mi posición para tal tarea, me lo concedió, con mis manos busque sus pies, me incliné ante ellos, los besé, le pedí gimiendo me permitiera tener un orgasmo.

—Hoy te voy a ordeñar mi niña, tendrás tu orgasmo siempre que caiga en este balde que he preparado para ti.— dijo mientras quitaba el antifaz de mi vista.

Me ordenó ponerme en la posición -humble**-, colocó el balde entre mis piernas y sin reparo comencé a llenarlo con un orgasmo que parecía interminable.

—Mi Señor, muchas gracias por este orgasmo—, le dije con el poco aliento que me quedaba. Sonrío, me dió un beso en la mejilla, y me tomó de mi coleta para quedar frente al balde que había ocupado.

—¡No, no mi Sr. Sé lo que piensa, por favor, nooo, es muy salado— le dije suplicando.

—¡Ay, mi niña!, Hazme un favor, confirma que está salado ese rico orgasmo—

Sin remedar, con la mente jugandome al "por qué haces esto", metí la carita, saque la lengua y confirme después de varios tragos que mi orgasmo estaba salado.

—Bueno peque, continuemos, hoy será día de ordeñar a mi niña— me dijo sonriendo.

Después de varios orgasmos que me supieron a tortura con demás incentivos dolorosos, mi Sr me levantó, me llevo a la ducha, me lavó de una manera en que me perdí en el agua de sus manos; me puso mi pijama, platicamos de la divertida sesión que habíamos tenido.

Le debo castigos, solo Dios sabe cómo los voy a pagar, porque el dolor se ha vuelto su cómplice para ser una sumisa ordeñada.



------
** A continuación pongo una imagen para recordar la postura humble.
Imagen tomada de la red.
https://bit.ly/3g9MY3Y



sobre mi

Angehn

Soy una aprendiz de Sexualidad, Afectividad, BDSM, entre otras cosas. He encontrado placer y felicidad en compartir un poco sobre estos temas que por tabús, normas sociales dominantes y otras circunstancias, les reprimimos, ignoramos y/o limitamos. Te invito a disfrutar de mi esencia sumisa simbolizada en Mi sangre BDSM...